sábado, 17 de octubre de 2015

Fragmento nº22 - Cambios

Hay veces en las que no podemos controlar lo que sentimos. Símplemente un día te levantas y sientes que no eres feliz. Hay algo que antes guíaba tu vida y que, desgraciadamente, ha desaparecido. 
Te planteas varias soluciones, pero no te decides por ninguna, ya sea por miedo de las consecuencias, por hacer daño a alguien, o por decepcionar a los demás. 
La gente siempre suele decir que soy una persona optimista, fuerte, que anima a las personas y que es capaz de conseguir todo lo que se propone.
Lo cierto es que es todo una tapadera y que en estos momentos soy todo lo contrario. No tenía problemas porque huía de ellos. No querer mirar al problema de frente y querer evitarlo a toda costa, sin valor suficiente para luchar contra ello. 
Pérdida. No puedo echar las culpas a la gran pérdida que sufrí el mes pasado. Pero fue uno de los ejes detonantes de cada una de las decisiones que por primera vez en años he tomado por mi misma. 
Cuando he tenido algún problema en mi vida, he optado por la autodestrucción. Rachas en las que he andado perdida por el mundo, el alcohol, gente vacía y fiestas sin ningún sentido que me hacían evadirme de la realidad de mierda que me rodeaba.
Todo esto cambió hace unos años cuándo me hicieron descubrir que había vida y soluciones más allá de esa mierda, así que me encaminé por lo que creo que fue el sendero correcto.
Este año en Francia mi vida cambió. Fue una época estupenda en la que me sentía alguien, alguien fuerte, capaz de hacer lo que quisiese, y que pese a los problemas de ansiedad y respiratorios, era capaz de mirar hacia adelante con una sonrisa en la cara.
Desde que volví a España mi vida volvió a irse a la mierda. No sé qué motivos tuve para ello, pero mi cuerpo se empezó a autodestruir, sin que yo hiciera nada. No diré que no he vivido momentos de felicidad desde entonces, porque estaría mintiendo. Pero me sentía frustrada a nivel profesional y pocas cosas me llenaban. Con lo cual, sentí que perdía el rumbo de mi vida una vez más, y cuando me pierdo me doy miedo, así que he tenido que tomar medidas drásticas para encontrarme, lo que ha ocasionado que gente sufra, y que tenga un gran sentimiento de culpabilidad (entre otros factores). También con la influencia de un grande sentimiento de opresión y de decepción con la gente de mi alrededor.
Llevo unas semanas desenterrando el pasado, un pasado que he preferido cubrir todos estos años, cosas que nadie sabía y que han estado siempre en mi cabeza atormentándome. Pero al final mi corazón ha creado una especie de barrera que hace que sienta por todo esto lo mismo que cuando se mira una pared en blanco. 
Con ayuda profesional, por supuesto, y de gente que me quiere, estoy saliendo del hoyo, pero aún así no puedo evitar sentirme asustada, aunque ahora esté en una época de altibajos emocionales. Río, lloro, vuelvo a reír, me quedo seria mirando la maravillosa pared blanca que poco tiene que decirme, me desmorono, y luego empiezo a hacer la gilipollas porque sí, porque mola y me apetece.
Siento de corazón si alguien se siente decepcionado por mis decisiones, siento estar causando sufrimiento, siento que la gente no me conozca, pero sobre todo me pido perdón a mi misma por haberme estado haciendo daño, seguir haciéndolo de vez en cuando, y por ser la persona que menos me apoya del mundo. 
Todo esto va a cambiar, tal y como dice en la imagen, el pasado puede doler, pero, puedes huir de él o aprender. Y ya estoy cansada de huir, va siendo hora de hacer las paces con mi yo interior, sin pensar por un instante que debo ser la persona perfecta para alguien, aunque no reciba el apoyo que debería de la gente que debería hacerlo. No soy perfecta y voy a aprender a quererme y a vivir con ello. 
Porque te prometo que voy a cuidarte, te prometo que voy a intentar no hacerte más daño, porque eres la persona con la que me acuesto todos los días, y con la que me levanto. Te juro que voy a hacer todo lo que esté en mi mano para dejar de depender de los demás y comenzar mi (nuestra vida) juntas, más seguras, más decididas, y con muchas más metas que alcanzar de las que tanto nos gustan.
Espero que algún día puedas perdonarme, Lola. Pero aprenderás de tus errores y serás capaz de ser feliz por ti misma, por lo que eres, y a quererte como sólo tu puedes hacerlo.

Mente de Cristal

No hay comentarios:

Publicar un comentario